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Sentimiento de ira
Causas de la ira
Una persona que experimenta la ira suele experimentar efectos físicos, como el aumento del ritmo cardíaco, la elevación de la presión arterial y el aumento de los niveles de adrenalina y noradrenalina.[3] Algunos consideran que la ira es una emoción que desencadena parte de la respuesta de lucha o huida.[4] La ira se convierte en el sentimiento predominante desde el punto de vista conductual, cognitivo y fisiológico cuando una persona toma la decisión consciente de actuar para detener inmediatamente el comportamiento amenazante de otra fuerza externa.[5] El término inglés procede originalmente del término anger del idioma nórdico antiguo.[6] La ira puede tener muchas consecuencias físicas y mentales. La expresión externa de la ira puede encontrarse en las expresiones faciales, el lenguaje corporal, las respuestas fisiológicas y, en ocasiones, los actos públicos de agresión. Las expresiones faciales pueden ir desde la inclinación de las cejas hacia dentro hasta el fruncimiento total del ceño[7]. Aunque la mayoría de los que experimentan la ira explican su excitación como resultado de “lo que les ha pasado”, los psicólogos señalan que una persona enfadada puede estar muy equivocada porque la ira provoca una pérdida de la capacidad de autocontrol y de la observabilidad objetiva[8].
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Una persona que experimenta la ira suele experimentar efectos físicos, como el aumento del ritmo cardíaco, la elevación de la presión arterial y el aumento de los niveles de adrenalina y noradrenalina[3]. Algunos consideran que la ira es una emoción que desencadena parte de la respuesta de lucha o huida[4]. La ira se convierte en el sentimiento predominante desde el punto de vista conductual, cognitivo y fisiológico cuando una persona toma la decisión consciente de actuar para detener inmediatamente el comportamiento amenazante de otra fuerza externa[5]. El término inglés proviene originalmente del término anger del idioma nórdico antiguo[6].
La ira puede tener muchas consecuencias físicas y mentales. La expresión externa de la ira puede encontrarse en las expresiones faciales, el lenguaje corporal, las respuestas fisiológicas y, en ocasiones, los actos públicos de agresión. Las expresiones faciales pueden ir desde la inclinación de las cejas hacia dentro hasta el ceño completamente fruncido[7]. Aunque la mayoría de quienes experimentan la ira explican su excitación como resultado de “lo que les ha pasado”, los psicólogos señalan que una persona enfadada puede muy bien equivocarse porque la ira c
Por qué estoy tan enfadado con el mundo
En una encuesta realizada por la Fundación para la Salud Mental, el 32% de las personas afirmaron tener un amigo o familiar cercano que tenía problemas para controlar su ira y el 28% de las personas afirmaron estar preocupadas por el enfado que sienten a veces.
A pesar de que los problemas de ira pueden tener un efecto tan perjudicial en nuestra vida familiar, laboral y social, la mayoría de las personas que los padecen no piden ayuda. En la misma encuesta de la Fundación para la Salud Mental, el 58% de las personas dijo no saber dónde buscar ayuda.
Si la ira incontrolada desemboca en violencia doméstica, o en un comportamiento amenazante dentro de su hogar, hable con su médico de cabecera o póngase en contacto con una organización dedicada a la violencia doméstica, como Refuge, Scottish Women’s Aid, Abused Men in Scotland, The LGBT Domestic Abuse Project o Survivor Scotland.
Cómo se siente la ira
Una persona que experimenta la ira suele experimentar efectos físicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca, la elevación de la presión arterial y el aumento de los niveles de adrenalina y noradrenalina.[3] Algunos consideran que la ira es una emoción que desencadena parte de la respuesta de lucha o huida.[4] La ira se convierte en el sentimiento predominante desde el punto de vista conductual, cognitivo y fisiológico cuando una persona toma la decisión consciente de actuar para detener inmediatamente el comportamiento amenazante de otra fuerza externa.[5] El término inglés proviene originalmente del término anger del idioma nórdico antiguo.[6] La ira puede tener muchas consecuencias físicas y mentales. La expresión externa de la ira puede encontrarse en las expresiones faciales, el lenguaje corporal, las respuestas fisiológicas y, en ocasiones, los actos públicos de agresión. Las expresiones faciales pueden ir desde la inclinación de las cejas hacia dentro hasta el fruncimiento total del ceño[7]. Aunque la mayoría de los que experimentan la ira explican su excitación como resultado de “lo que les ha pasado”, los psicólogos señalan que una persona enfadada puede estar muy equivocada porque la ira provoca una pérdida de la capacidad de autocontrol y de la observabilidad objetiva[8].